
Érase una vez una niña curiosa,
observadora y soñadora,
que brincaba cuando estaba feliz,
y tenía el poder de hacerse invisible cuando algo no le gustaba.
La vida fue pasando,
se fue haciendo mayor
y dejó olvidada la niña que fue.
Hasta que se convirtió en madre,
y maternar le devolvió a su niñez,
a los juegos felices,
las risas,
al asombro por las cosas pequeñas,
a jugar como antes.
Así nacen los peluches y las ilustraciones llenas de color y aventuras.
Para devolvernos a la niñez y CREAR LAZOS con nuestrxs peques.